Argumentos sin datos, simples sentimientos.

Publicado septiembre 21, 2014 por MªCarmen Andrés
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Esta noche quería escribir desde el corazón. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que publique un post en este blog y muchas, quizá demasiadas cosas han pasado desde entonces. Y antes de que más cosas sucedan, voy a aprovechar esta noche de lluvia.

Decía que hoy escribiría con el corazón porque no quiero hablar de datos, ni razones, ni siquiera argumentos elaborados.

Esta semana Escocia decía «no» a la independencia, a separarse del Reino Unido, y, la verdad, yo al menos, respiré más tranquila.

Seguro que habrá quien me critique por decirlo, y no sólo critique, si no que ataque incluso con insultos el comentario.

He de decir que me sorprendió lo pacífico de la campaña, pero sobre todo la calma del post referéndum, cuando ya era conocido el resultado.

Quizá no debería sorprenderme tanto, pero al leer ese mismo día en periódicos españoles los comentario a ciertos análisis de periodistas y expertos sobre el referéndum escocés, me sorprende, indigna y preocupa el punto de violencia verbal, el odio y el nulo respeto que desprendían.

Y con el corazón quería escribir lo que me duele ver cómo hemos llegado hasta aquí y lo que se ha construido.

No entiendo, no puedo entender cómo «unos cuantos», movidos por sus propios intereses personales, han promovido un ambiente de tal odio y rabia, han creado una crispación social innecesaria y han alimentado un sentimiento de enemistad hacia un enemigo externo inexistente.

Siempre he dicho por experiencia que no hay nada que consiga más unidad que construir un enemigo a batir. Y esos «uno cuantos» lo han alimentado con dinero público, comprando medios de comunicación que han llenado de mensajes basados en mentiras históricas y contemporáneas, de rabia y de falsas promesas. Día tras día, cada mañana, se ha vertido a la sociedad catalana arengas de lucha contra quien ni les roba, ni les maltrata, ni les da la espalda, ni, lo más importante, es algo contrapuesto.

Por eso me asombra y me indigna cada día que esos «unos cuantos» sigan jugando por su propio interés a crear este odio especialmente con falsedades.

Cataluña es parte de España como lo es la Comunidad Valenciana, de donde procedo, o lo es Madrid, donde resido. Y ese falso enemigo les pertenece a todos los catalanes, tanto como a cualquier ciudadano español.

España es un país extremadamente descentralizado, más incluso que muchos países federales. Cataluña especialmente goza de competencias de las que no disponen otras comunidades autónomas.

España es una nación con una diversidad admirable, tradiciones, culturas, lenguas que se unen dotando al país de una riqueza inigualable y envidiable.

Sin duda hay que emprender cambios. No seré yo, como digo, valenciana, quien diga que no hay que modificar aspectos del sistema de financiación territorial, por poner sólo un ejemplo.

Hagámoslo juntos entonces, pongamos todos los medios para seguir luchando por los ciudadanos de un país diverso, por la mejora de su educación, de su seguridad, de su salud, de su economía, de su calidad de vida y, como no puede ser de otro modo, de su riqueza cultural.

De corazón escribo que ojalá quienes han alimentado el odio se les desmonte el escenario de una obra que demasiado daño, inquietud, tiempo y dinero está suponiendo costear.

La lección europea de la urgente regeneración

Publicado May 27, 2014 por MªCarmen Andrés
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Pensábamos que la mayoría de españoles llamados a votar ignoraban la fecha de estas elecciones, que otros desconocían la mera existencia de los comicios, que otros tenían mejores planes futbolísticos en el país vecino, y que otros muchos, muchos, decidirían abstenerse. En lo que no nos equivocábamos era que de aquellos pocos que manifestaban acudir a las urnas el 25 de mayo, muchos serían los que apostaran por un voto de castigo y que la práctica totalidad votaría en una clave nacional.

La Unión Europea, esa gran desconocida en cuanto a su funcionamiento e instituciones, se ha percibido en los últimos años tras la crisis económica de forma mucho más cercana. Y, desde luego, una cercanía nada afable.

En el caso de España, los últimos años han generado una grave disminución de la confianza en las instituciones públicas y políticas a nivel nacional, pero también en el ámbito europeo. La cifra de confianza de los españoles en la Unión Europea bajaba de un 58% a un 21% en cinco años.

La maquinaria de las campañas electorales se ponía en marcha con una clave nacional. En España, las europeas suponían para los partidos una  evaluación a sus políticas y para los ciudadanos significaban una oportunidad para castigas a estas formaciones.

Se esperaba, tal como mostraban las encuentras, un descenso considerable de los dos partidos mayoritarios y un aumento de los votos a los minoritarios y, sobre todo, se esperaba una gran abstención.

Y la realidad ha superado las expectativas.

La abstención, a pesar de lo esperado, ha sido menor que las anteriores elecciones europeas y el bipartidismo, en mayor medida de lo esperado, ha comenzado a desmoronarse en España.

Es difícil hacer tal afirmación tan rotundamente, pero lo cierto es que aquellos partidos mayoritarios, Partido Popular y Partido Socialista, por su propio comportamiento durante los años ambos en el poder, han generado tal corriente de descontento y decepción entre su propio electorado que han empezado a mostrar su debilidad frente a otras formaciones como Izquierda Unida, UPyD, Ciudadanos y el gran ganador de la noche electoral, PODEMOS.

Comenzando por la derecha, la pérdida espectacular de votos del Partido Popular, de algo más de 2.500.000 electores, siendo el partido en el Gobierno con mayoría absoluta desde hace tres años da para más de una reflexión. Los votantes de esta formación han optado por el castigo principalmente mediante la abstención. Son muchos los que antes que dividir el voto de la derecha, han preferido no votar a un partido que, en general, les ha decepcionado, tanto en las políticas aplicadas, en el caos legislativo generado, en la tibieza de sus formas en cuestiones relevantes para su electorado, como en los casos de corrupción mal pretendidamente ocultados.

Esta ausencia de votantes ha dejado un gran hueco para otras formaciones que se han hecho con el vacío del espectro electoral.

La opción que ofrecía VOX no ha podido convencer a estos electores que han optado por no usar su voto.

Ciudadanos no ha decepcionado y gracias a su mediático candidato, Javier Nart, y a un líder que ha conseguido erigirse como el político más valorado, se ha hecho un hueco en el Parlamento Europeo, a pesar de la paradójica caída en Cataluña, su nicho de origen.

Continuamos por la izquierda, el Partido Socialista. Flaco favor le ha hecho Felipe González tratando de salvar sus propios muebles hablando de una gran coalición entre los partidos mayoritarios.

Un partido difuminado, con graves problemas internos, con líderes discutidos, sin un programa claro, con excesiva tendencia al centro y con otros tantos escandalosos casos de corrupción han desalentado a su votante tradicional que no reconoce en la actual formación sus propias ideas.

El batacazo del PSOE en las europeas pronostica una situación desesperada de la formación que, o se regenera y define sus propias ideas o llegará a convertirse en un partido minoritario.

Los votantes de esta formación han buscado su alternativa en otros partidos. Lo primeros, tendentes al centro, han optado por UPyD, cuyo discurso comienza a escorarse más hacia la izquierda, lo que hasta ahora había sabido desdibujar. Los segundos, más tendentes al extremo del abanico, han optado por Izquierda Unida, partido tradicionalmente a la izquierda del PSOE que tras su época de decadencia ha sabido alzarse como el refugio de una gran masa de descontentos.

Los terceros… los terceros aúnan, no solo votantes de izquierdas anhelosos de una representación de sus ideas, si no a una gran masa, muchos de ellos jóvenes, de descontentos con el propio sistema que sienten que los ha dejado al margen, que lo consideran causante de su propia situación y de llevar al país a la coyuntura actual, y que han optado por Podemos.

Sin duda alguna, Podemos ha sido el gran ganador de la noche electoral. Su líder personalísimo, Pablo Iglesias, con una presencia mediática superior a la del resto de candidatos en tertulias políticas, ha conseguido hacerse con el discurso “claro que podemos” que tan cercano y amable resulta. Un discurso vacío pero altamente populista, un programa irrealizable, a no ser que el deseo sea parecerse a Argentina, en una coyuntura de crisis económica y alarmantes tasas de paro son ingredientes apetecibles y fácilmente vendibles.

El PNV consigue buenos resultados pero deja espacio a Bildu, incluso en Álava, donde el votante de derechas se abstiene antes que votar a una opción que no le representa.

CiU consigue hacer el ridículo en Cataluña, parte de su votante tradicional le da la espalda ante los disparates de Mas y el votante más independentista opta por acercase a ERC. En Cataluña, el PP se descalabra, como ya es tendencia los últimos años, ante la falta de una respuesta a su propio electorado a la espera de una rectificación de Mas motu proprio que no va a llegar una vez disparado.

El resumen de las elecciones europeas en España es una preocupante tendencia a un espectro político inestable.

Es cierto que los resultados de las elecciones europeas no son extrapolables. En eso, Rajoy tiene razón. Pero si la lectura del Partido Popular es que al menos se han conseguido salvar de la quema y en las próximas citas electorales sus antiguos electores volverán a votarles, a pesar de todo, para evitar la llegada de un «frente popular», pueden estar muy equivocados.

Es urgente una regeneración tanto del Partido Popular como del Partido Socialista. Una regeneración profunda y verdadera que devuelva a su electorado su representación en la política. En un año y medio el paro no habrá descendido, al menos no en un porcentaje suficientemente palpable como para anunciar un triunfo en este aspecto.

Las fuerzas de izquierda como Izquierda Unida, Podemos y ERC toman posiciones en una composición del Parlamento español que verá muy disminuida la presencia de los partidos tradicionales. Y serán estas mismas formaciones quienes lo hayan provocado.

Los resultados de las europeas en otros países también demuestran ese fuerte auge de los partidos populistas, tanto de izquierdas como de derechas, con puntos de discrepancia importantes pero con un criterio común, el rechazo de la Europa de Bruselas.

Probablemente este notable aumento del populismo no modificará sustancialmente el comportamiento tradicional del Parlamento Europeo al no ser grupos cohesionados con dificultad para crear una alianza, pero indudablemente su presencia en el hemiciclo será muy perceptible.

Sin embargo, la corriente de la abstención ha estado presente en todos los países miembro, una corriente que provoca una mayor deslegitimación de las instituciones comunitarias y sobre todo de las decisiones que se tomen en el ámbito europeo y el posterior seguimiento, control y exigencia a los países miembros.

Una deslegitimación de instituciones que genera marcos normativos que deben tender a ser estables y seguros para que el necesario crecimiento económico y el desarrollo sea una realidad en Europa y en sus Estados miembros.

El día para decir aquello de «menudo panorama»

Publicado julio 10, 2013 por MªCarmen Andrés
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He encontrado una nueva técnica para seguir. Vamos a ello.

Hoy día convulso en los medios, con Bárcenas a la cabeza, Pedro J y Rajoy, hasta Aguirre en el lío, una supuesta campaña de acoso y derribo, mentiras que se creen y otras que no tanto, acusaciones, respuestas y baile de argumentarios.

Una fiesta en política, hay quien debe estar disfrutando de lo lindo.

Y entre todas estas dos ministros, léase industria y hacienda, a la greña con el futuro anuncio, o no, de la reforma energética. Y en público, que es el tema.

Así que no podemos aburrirnos. O igual si, pero de la situación, guerras internas, guerras en Génova, la vieja y nueva guardia, guerra en el PSOE con el PSC y el PSC consigo mismo, guerras entre Medios amigos y hermandades de antiguos enemigos.

Gobiernos con posibilidad de caer, nacionales y autonómicos, antiguos ministros imputados y dinero público que dicen bien gastado está en viajes-

Programas que no se cumplen y marchas atrás con ideas liberalizadoras, aunque sea cuestión de salud, que al menos eso nos queda. Liberales que no lo son, democristianos perdidos y entre ellos socialistas entremezclándose entre ellos con un ambiente pop que se extienden desde la cúpula.

Ex presidentes que salen a defender lo suyo, entre ello su opinión, y aleccionan a su heredero por propia decisión. Complejo, interesante y en camino a ser repugnante.

Menudo panorama.  

La recién descubierta actividad de lobby

Publicado abril 1, 2013 por MªCarmen Andrés
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Me sorprende comprobar cómo últimamente parece que los profesionales y la profesión del lobby han salido de una caja de los truenos que había estado hasta ahora resguardada en algún lado. De pronto, libros, periódicos, radios y televisiones dedican sus espacios a tratar este tema desde distintas perspectivas y no siempre con una valoración positiva.

Hasta ahora, y aún ahora, el término es increíblemente desconocido por una enorme parte de la población española y lo que puede explicarse de forma rápida y superficial es posible que provoque la tendencia a observar esta actividad con cierta desconfianza.

Vivimos momentos turbulentos, con la política y los políticos totalmente desacreditados, con continuas movilizaciones sociales, con los ya conocidos como “escarches” escenificando la movilización radical y respondiendo a aquel “y aquí no pasa nada”, con poco dinero que gastar y muchos sectores necesitados de él, con periódicos como El Mundo criticando en su editorial la política alejada de la sociedad que mantiene el Gobierno y en concreto el Presidente actual.

La Ley de Transparencia tan ansiada sigue en tramitación, parece que no será tan ambiciosa como pudiera serlo, el popular Open Government está en boca de muchos, pero ni parece realizable ni que sea una demanda urgente de la sociedad.

Y en este escenario los lobbies aparecen como un poder en la sombra que puede tejer las leyes según los intereses de los sectores económicamente más poderosos.

Todo ello acompañado de esa música conspiranoica de fondo que se adapta a todo reportaje sobre lobby.

Tengo que decir que me fatiga esa música. Esa música y toda la escenografía de tensión y maquinaciones que aparenta conllevar esta actividad.

Por ello, aprovechando el interés que de pronto parece haber suscitado el asunto, me veo obligada a romper una lanza por lo que considero una profesión apasionante, especialmente para aquellos amantes de la ciencia política, del funcionamiento de la Administración, de la actualidad, de la comunicación y de la estrategia. Esto por lo que concierne a los profesionales, pero para parlamentarios y políticos no cabe subjetividad alguna al subrayar la condición de necesidad de esta actividad para elaborar un marco normativo.

Y hablo de “profesión” por no referirme a aquellas asociaciones, plataformas, organizaciones que de una u otra forma ejercen una función de lobbies en la defensa legítima de sus intereses, pero que se sienten ultrajadas si se denomina su actividad como tal.

Una profesión que clama por ser reconocida no solo de facto, por ser regulada cuanto antes aprovechando a ser posible la Ley de Transparencia que se tramita en el Congreso. Lo que se busca es la máxima transparencia mediante un registro claro y público de lobbistas y un registro de todo aquel que haya “ejercido influencia” durante la tramitación de una determinada ley.

Y esto es así por que solo así la actividad del lobby será conocida y reconocida en España. Por eso y porque solo así podremos ahorrarnos, por fin, la dichosa música de fondo al hablar sobre una profesión que nada tiene de oscura, sino todo lo contrario.

El laberinto de la financiación de los Partidos Políticos en España

Publicado enero 23, 2013 por MªCarmen Andrés
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Tras la polémica surgida a partir de las informaciones sobre la financiación irregular que, según ha informado la prensa nacional en los últimos días, podría haberse producido en las filas del Partido Popular, se ha iniciado de nuevo un debate de difícil conclusión ¿Cómo impedir la corrupción en los partidos políticos?

La última gran reforma que se realizó acerca de la financiación de los partidos se realizó en octubre de 2012. Sin embargo, en aquel entonces no se prestó una gran atención mediática a aquella norma que tardó un año en gestarse y que, sobre el papel, ha sido la que mejor ha conseguido regular esta cuestión.

Partíamos de una tibia Ley de 1987 que dejó de adecuarse a los tiempos y a los acontecimientos, una Ley que permitía las polémicas y nada transparentes donaciones anónimas. Éstas no serían consideradas ilegales hasta una reforma que tardó 20 años en llegar, en 2007, durante la primera legislatura de José Luís Rodríguez Zapatero. Durante la tramitación de este nueva Ley de financiación de partidos, CIU puso en duda la constitucionalidad de la publicidad de la identidad de los donantes y es que, según publicó el periódico El País, este partido habría acumulado el 47% de las donaciones anónimas en el periodo de tiempo que separa una Ley de otra.

La Ley del año 2007 fue, sin duda, una reforma necesaria y suponía un avance en el control de la fiscalidad de los entes políticos. Sin embargo, aún quedaba mucho por hacer, especialmente en lo relativo a las fundaciones ligadas a los partidos, las cuales podían recibir dinero de empresas privadas que prestaban servicios a la Administración, con lo que la prohibición de esta actividad por parte de los propios partidos podía ser fácilmente burlada.
Cuatro años más tarde, en 2011, el Grupo de Estados contra la corrupción (GRECO), creado por el Consejo de Europa para asegurar el cumplimiento por los Estados de sus estándares contra la corrupción, determinaba en uno de sus informes sobre España los avances y mejoras en las reformas en el Código Penal en materia anticorrupción pero, sin embargo, destacaba especialmente la escasa transparencia dominante en torno a la financiación de los partidos. En este mismo informe el GRECO incluía una serie de recomendaciones que España debería aplicar en un plazo máximo que finalizaría el 31 de octubre de 2012.

Sería antes de esta fecha, el 23 de octubre de 2012, cuando la nueva Ley de financiación de Partidos Políticos se publicaría en el BOE. Esta norma avanza en aquellos puntos que el GRECO destacaba, cuestiones sobre control y, sobre todo, transparencia en las cuestas de los partidos y los organismos que de ellos dependen, como son las fundaciones.

El nuevo marco normativo continúa haciendo compatible la financiación pública con la privada, pero establece modificaciones en ambas. En cuanto a la financiación pública, se fijaba un recorte del 20% en las subvenciones del pasado año y, a partir de entonces, serán los Presupuestos Generales del Estado, aprobados en sede parlamentaria, los que establecerán las futuras cuantías que reciben partidos, fundaciones y asociaciones vinculadas, una medida que fue muy discutida durante el debate de la Ley. Los Presupuestos para el año 2013 ya han dispuesto una disminución en más del 50%.

Por lo que respecta a la financiación privada, se establece un máximo anual de 100.000 euros por persona física o jurídica donados a los partidos y de 150.000 euros a sus fundaciones. Este límite de 100.000 euros se aplica de igual forma en el caso de las condonaciones de las deudas que los partidos hayan contraído con las entidades bancarias, un cauce que, para muchos, supone un modo de donación indirecta y que el partido UPN solicitó suprimir. En caso de que las donaciones superen los 50.000 euros, estas cantidades deberán ser notificadas al Tribunal de Cuentas, así como los bienes inmuebles que, sorprendentemente, no cuentan con un límite fijado.

Tampoco la enmienda de UPN que solicitaba la prohibición de las donaciones privadas fue aprobada, ya que se consideró que, con los controles y exigencias necesarias, estas donaciones son positivas. Sin embargo, sí se decidió ampliar la tipología de empresas a las que no se les está permitido realizar estas donaciones. Si anteriormente sólo las empresas públicas y aquellas que tuvieran contratos vigentes con la Administración Pública estaban vetadas, se sumarían ahora aquellas empresas que compartieran órganos de dirección con las anteriores y empresas que recibieran subvenciones de la Administración. Esta prohibición se extiende además a las fundaciones y asociaciones de los partidos políticos.

Por otra parte, se le concede al Tribunal de Cuentas una capacidad sancionadora de la que carecía, pudiendo fiscalizar todos los ingresos, de partidos y fundaciones, y pudiendo imponer sanciones por rebasar los límites marcados o no presentar las cuentas justificadas. No obstante, también esta Ley de financiación determina que el plazo de la prescripción de las infracciones será de cuatro años a contar desde el momento de la comisión de la infracción. Esta cuestión ha supuesto un punto de confrontación debido a que el Tribunal de Cuentas acumula un retraso de cinco años en sus informes de fiscalización a causa de una carencia patente de medios. Por esto motivo, las posibles sanciones que se produzcan habrán ya prescrito en el momento de ser detectadas por el órgano sancionador, quedando solamente entonces la vía judicial.

Los requeridos avances en lo relativo a la transparencia fueron también adaptados por esta nueva legislación, exigiendo a los partidos políticos y fundaciones hacer públicas todas sus cuentas y donaciones acumuladas. Uno de los escollos que se han observado en este sentido se centra en los ámbitos municipales, ya que muchas veces son las corporaciones locales y filiales de los partidos donde menor control contable existe.

A pesar de estos progresos, las nuevas polémicas surgidas este mes de enero han provocado que numerosas voces se pronuncien reclamando soluciones. En la plataforma Change.org se ha incluido una petición que suma cada día más adeptos que exige que los partidos políticos se incluyan dentro de la próxima Ley de Transparencia que está tramitándose en el Parlamento. De esta manera, los principios y las exigencias que este Proyecto de Ley establece serán aplicables a los partidos, excluidos hasta ahora por ser considerados entes privados a pesar de estar financiados en su mayor parte por fondos públicos. El actual Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha indicado también esta posibilidad, así como un pacto anticorrupción acordado por todas las fuerzas políticas.
Sin embargo, la ciudadanía ya no le atribuye valor alguno a las palabras y los grandes pactos.

España cuenta con una buena Ley de financiación de partidos políticos, quizá mejorable, pero se manifiesta indudablemente como una útil herramienta para luchar contra la corrupción de ser aplicada. Por su parte, los partidos se dotan de códigos éticos que rechazan frontalmente la corrupción. Sin embargo, las prácticas irregulares continúan produciéndose y haciéndose públicas especialmente en estos tiempos de crisis, unas irregularidades que han causado unos niveles de percepción de corrupción en todos los ámbitos alarmantemente elevados, posiblemente desproporcionados, que provocan un estado de desconfianza difícil de detener.

Finalmente el problema ha pasado de ser una cuestión legislativa a ser manifiestamente una cuestión de ética y, en ese caso, lamentablemente la solución es mucho más compleja que una negociación parlamentaria.

España somos todos y es de todos

Publicado diciembre 6, 2012 por MªCarmen Andrés
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Día de la Constitución un año más.

Podría decir que no es un año cualquiera, tal como están las cosas todo parece distinto, o que cambian los significados, pero al fin y al cabo, los españoles celebramos que un año más estamos unidos bajo una Carta Magna que, mejor o peor, nos ha permitido vivir en paz y con una gran estabilidad.

Por aquello de no ser un “año cualquiera” y que ciertamente nuestra Constitución, con una Nación rota, perdería su sentido al igual que la propia España, he participado de la concentración en la Plaza de Colón que ha organizado DENAES para defender la unidad. Santiago Abascal ha realizado un buen discurso, exento de radicalismos, conciliador pero sin olvidar los peligros de una ruptura de España.

Frases como “nosotros no somos nacionalistas porque el nacionalismo implica un odio al resto de naciones, somos, sencillamente, españoles”, afirmaciones como que, a diferencia de la crisis económica, una crisis nacional que suponga la ruptura será algo irreversible que lamentaremos por generaciones, que cada territorio de España pertenece a todos los españoles y el recuerdo de que juntos somos más fuertes y mejores, han dado forma a un mensaje muy claro: España somos todos.

Podría remontarme ahora al significado de la nación según historiadores y politólogos, de la multicidad de lenguas y culturas que confluyen en nuestro país, reflexionar sobre si vivimos en una nación de nacionalidades, sobre si nuestra Constitución es confusa o está inconclusa en este capítulo. De ahí podría pasar a los nacionalismos, a las elecciones-referéndum catalanas, a las mentiras y manipulaciones, a hablar sobre los intereses de un sector y que esto me llevara a hacer comentarios sobre la corrupción o la reforma educativa.

Sin embargo creo que sería más práctico hacer una pequeña reflexión. La Constitución del 78 tiene ciertas lagunas, es cierto, pero algo establece de forma radicalmente clara: la Nación Española es una y es indivisible. En mi opinión hay dos caminos. O el de la confrontación y la ruptura y fin definitivo de España con las consecuencias que ello tendría para todos por muchas falsas promesas mesiánicas que quieran algunos propagar. O el de la unión y la fortaleza en un mundo cada día más global, con menos fronteras, en que España debe desempeñar un papel que, de no remar todos en una misma dirección, aprovechando esa gran diversidad base de la riqueza de nuestra nación, aprovechando los recursos, el talento, nuestra lengua, quedará difuminado finalmente en nada.

España somos todos y es de todos y esto, sin duda, es un motivo de celebración y de orgullo. Es triste, y para mi incomprensible, que, para algunos, no lo sea tanto.

Ilusoria verdad económica

Publicado noviembre 5, 2012 por MªCarmen Andrés
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Esta tarde he estado en la presentación del libro de Jordi Sevilla «Economía en dos tardes». Lo cual demuestra que de todo se puede sacar algo bueno, hasta de una metida de pata como aquella; eso y que uno debe estar abierto a todas las opiniones.

Lo cierto es que ha sido una buena conferencia, quizá demasiado larga para el acto en que estábamos, el público, la hora y la falta de sillas para todos, pero ha merecido la pena escuchar las reflexiones que él mismo había tenido mientras y tras haber escrito este libro.

He de decir que me he ido con muy buena sensación y con muchas cuestiones dando vueltas en la cabeza.

Nos trasladaba Jordi Sevilla sus inquietudes sobre lo poco certera y fidedigna que puede ser la ciencia económica, casi me atrevería a decir que la cuestionó como ciencia. Hablaba de la diversidad de opiniones sobre una misma cuestión en la esfera económica, de la variedad de posturas, de consideraciones totalmente contrarias, de soluciones opuestas para un problema como, por ejemplo, el actual. En efecto, existen. ¿Y nadie puede decirnos con seguridad cuál es la salida? Cierto es que no hay receta alguna que con exactitud pueda asegurarnos una solución sencilla y absoluta.

Incluso apuntó a la creación de teorías o posibles salidas regidas por intereses económicos, estudios que benefician la solución de aquel que paga, pero que, curiosamente, no deja de ser certero el contenido.

Ya se sabe, todo depende del color con el que se mira, pero… ¿No hay nada a lo que podamos aferrarnos con seguridad?

Podemos tomar ejemplos, usar un método inductivo propio de la ciencia experimental, considerar lo observado y formar una teoria irrefutable… Pero los casos en economía, y en economía política, dependen de tantos factores que resulta demasiado compleja su generalización, teniendo además en cuenta que entre todos estos factores existen personas, seres humanos reales que padecen los efectos de una decisión basada en una opinión o una teoría, que viven las consecuencias, que, además, se manifiestan y votan.

Y no solo es compleja la visualización del resultado final al aplicar un teorema concreto, si no que su intensidad, su dosis, su temporalidad, provocará también que el desenlace sea muy distinto.

No es fácil sin duda, ni hay una fórmula. Definitivamente la economía no es una ciencia exacta y tampoco puede servirse de un método por el que vayamos descartando vía ensayo y error las hipótesis falsas hasta dar con la certera; las consecuencias no recaen en un micro ambiente que hayamos diseñado para la ocasión, si no en la sociedad.

Sin embargo, seguía yo pensando, aún siendo todo ello cierto, la incertidumbre, la inseguridad y la ambigüedad, esto no puede llevarnos a la renuncia o a la quietud, a quedarnos de brazos cruzados ante una situación en que una decisión ha de ser tomada.

Se habrá de tomar un rumbo y para ello, aunque resulte paradójico, escuchar la diversidad de opiniones debe ser, sin duda, una prioridad, incluso aquellas partes que defienden sus intereses, porque ellas pueden aportar nuevos puntos de vista y abundante información. Recabar la máxima cantidad de conocimientos que sea posible en el tiempo de la toma de decisión. Considerar aquellos casos previos similares o que puedan servir de guía.

Y con todo ello, dar con la solución correcta será una tarea realmente compleja, una tarea que si no puedo dejar a los economistas… la dejo a cada uno de vosotros y le doy la razón al liberalismo y al laissez faire. ¡Una conclusión un tanto paradójica!

La visión perdida de España

Publicado octubre 29, 2012 por MªCarmen Andrés
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Hoy me percaté de algo. Conversaba con un amigo, antes periodista y hoy un increíble comercial. Me decía, MªCarmen, ya no leo el periódico, no veo el telediario, todo lo que nos dicen es mentira, todo es falso, todo es un engaño, se ríen de nosotros.

De aquello andábamos discutiendo cuando me di cuenta que, al fin y al cabo, no de forma tan radical, a todos nos ha invadido un sentimiento similar. Encuentro entre un gran número de personas, hace un tiempo muy activas, ávidas de información, de debate, de defensa de ideas e ideologías, una desesperanza y una apatía, un desengaño, una desilusión que me preocupa. Y me preocupa percatarme de que formo parte de esta corriente a la que nos ha arrastrado la propia situación en la que vivimos, desesperanza vital, del propio futuro, de las posibilidades de cada uno para cambiar las cosas, para conseguir que mejoren. El sentimiento de habernos quedado solos, de vivir en otra esfera, de que el debate político queda lejos, como un deplorable espectáculo que se sucede de forma paralela a la realidad.

Y me percato de ello en un momento en que la actividad política está siendo frenética, elecciones en el País Vasco, en Galicia, próximamente en Cataluña, donde paralelamente se debate su posible independencia o «la creación de un Estado propio», crisis interna del PSOE, convocatoria de una huelga general….

Sin embargo, lo paradójico es que este sentimiento de apatía y desinterés se deba precisamente a esta actividad actual. Quizá de lo que la ciudadanía esté cansada es de sentarse a contemplar unos debates infructuosos que no han cambiado a pesar de la crisis y de la necesidad de soluciones. De que la clase política cree unas polémicas y problemáticas propias en las que se intente entremezclar a la ciudadanía confundiendo y alejándose de los problemas reales. Quizá los ciudadanos lo que esperan encontrar sea sinceridad, transparencia, voluntad de mejora, voluntad real de un cambio en una dirección, contemplar un rumbo, unas ideas claras, coherencia, unidad ante la adversidad por la que atraviesa España.

Ojalá pudiéramos contemplar en nuestra política esa «visión de país» como gusta a algunos denominar a un proyecto político claro, firme, sólido, en el que el fin, alcanzar una España como desearíamos que fuera, prime por encima de intereses menores que en nada ayudan, al menos, al ánimo de cada vez más españoles desencantados.

Feliz 2012 para todos

Publicado diciembre 31, 2011 por MªCarmen Andrés
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Creo que no podía dejar que pasara 2011 sin escribir un último post de despedida.

Personalmente 2011 ha sido un gran año, sin duda. No podía haberme dado más, un Erasmus en una ciudad preciosa y con una gente increíble, muchísimos viajes y el comienzo de un Máster en Pamplona que me ha regalado unos compañeros y amigos inmejorables.

También ha sido un año cargado de noticias, con las revueltas árabes, el movimiento 15M,el terremoto en Japón, la visita del Papa en Madrid o la victoria del PP en las elecciones anticipadas en España por mencionar algunas.

Quizá ésta última sea una de las que mejor pueda explicar el año 2011 para España: las causas que llevaron a los españoles a dejar de confiar en el Gobierno del PSOE y la crisis que sigue y seguirá por lo que parece nuestro país. Pero también es una de las que más repercusión tendrá en el futuro 2012 español, las medidas que ya se han anunciado y los malos pronósticos económicos que se prevén.

Sin embargo, no podemos perder la ilusión y las ganas de sacar nuestros proyectos adelante, de que las cosas pueden ser mejor y de que podemos tener éxito.

Ojalá 2012 traiga consigo el mejor panorama posible, que no se llevo consigo la esperanza de tantos y tantos jóvenes como yo, que al menos sea el camino que desemboque en un futuro mejor, un futuro fuerte y consolidado.

Que 2012 sea para todos vosotros un gran año.

Un abrazo.

El impacto real de las redes sociales

Publicado diciembre 21, 2011 por MªCarmen Andrés
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Intentando descubrir cuál es realmente el impacto que tienen las redes sociales en la actualidad y en concreto en las revoluciones ciudadanas que se han producido desde 2009, es necesario reflexionar acerca de varios artículos.
El primero de ellos es el popular, y por otra parte polémico, artículo de Gladwell. Mientras los medios, y en especial las redes sociales, se regodeaban en calificar las revoluciones sucedidas en Moldavia o el norte de África como “revoluciones twitter”, Gladwell afirmaba que realmente las revoluciones ciudadanas sucedidas no se habían producido debido a esas redes, si no que éstas simplemente habían sido eco de lo que había estado sucediendo. Gladwell se basaba para ello en el ejemplo de las revoluciones de 1960 en EEUU contra la discriminación racial en que no existían las redes sociales. Es decir, que las redes sociales son innecesarias para conseguir que la ciudadanía se una por una causa, se manifieste y se expanda hasta crear una revolución que consiga cambiar el estado de las cosas.

Ante estas afirmaciones y el revuelo que causó en las redes, Henri Jenkins escribió una respuesta en que criticaba a Galdwell haber comparado cosas totalmente distintas. Él afirma que en cada momento se han utilizado las herramientas de comunicación existentes para poder comunicar ideas o acontecimientos. Hoy en día, sin duda, Twitter es la plataforma más sencilla con la que contamos hoy, aunque para cada situación se necesita una herramienta o plataforma diferente. Jenkins utiliza el post escrito por un miembro de la UCLA, Ramesh Srinivasan, para apoyar su tesis de que los ejemplos de movimientos actuales, aunque no estén jerarquizados, están totalmente coordinados en red y perfectamente organizados.

Sin ninguna duda, no pueden compararse revoluciones pasadas y actuales, como tampoco incluso pueden compararse las sucedidas en África o en España. Los momentos, los contextos son diferentes, pero las comunicaciones, la visibilidad son esenciales para poder conseguir que una revolución, que no deja de ser un movimiento social para conseguir hacer presión para cambiar el rumbo de las cosas, serán siempre necesarias. En la actualidad, hablar de comunicación sin hablar de redes sociales es absurdo, incluso hablar de comunicación sin hablar de interactividad y de una viralidad mucho mayor y rápida que en momentos pasados no tiene sentido.

Es por ello que, aunque realmente no podamos decir que una revolución se haya creado gracias a las redes sociales, es igualmente inútil afirmar, como dijo Jay Rosen, que las redes sociales no tuvieron nada que ver con el modo en que se desarrollaron esas revoluciones.

También Manuel Castells afirmaría algo muy similar: “No fue una revolución por Internet. Pero sin internet esta revolución concreta no se hubiera producido”.

No hay una mejor frase para terminar esta reflexión. Obviamente una revolución no puede producirse por Internet, pero sin duda estas revoluciones, sin su correspondiente altavoz, que en este contexto no podía ser otro más que Internet, se difundieron de una forma extremadamente rápida, con imágenes en directo y de forma internacional, consiguiendo que la causa perseguida fuera un debate seguido en todo el mundo y la presión y la movilización fuera mucho mayor, más visible, más trascendente y con mayores posibilidades de triunfar.